Cómo saber que tu idea de negocio no es una buena idea
Los primeros pasos ante un nuevo Proyecto
Centro Europeo de Empresas e Innovación de Valencia
Publicado el jueves, 17 de enero de 2019 a las 12:00
Emprender es uno de los grandes retos de nuestro tiempo. Nuestras necesidades personales cambian y ya no nos motivan las mismas cosas en entornos laborales. ¿Qué buscamos? Desde perseguir sueños o ideales, hasta flexibilidad laboral o conseguir más ingresos. Ahora bien, ¿Sabríamos detectar que una idea no es buena? La verdad, a veces no es tan fácil.
¿Por qué nos ocurre esto? ¿Por qué no podemos detectar fácilmente ideas que no tienen ningún sentido comercial? Lo cierto es que resulta complicado, no es fácil asumir que todo el mundo no piensa como nosotros y lo que a priori para nosotros puede ser una idea estupenda, para los demás igual no lo es tanto, y es fundamental que lo sea para que el mercado tenga interés en nuestra propuesta y decida comprarla.
Una de las claves más importantes está en asegurarnos de que nuestra idea sea capaz de dar respuesta a necesidades no satisfechas o al menos no cubiertas por completo. Siempre que tengamos un segmento de población con cierto descontento, encontraremos un hueco a cubrir, éste es nuestro “Nicho de Mercado”. Detectarlo es nuestro reto! ¿Eres un buen observador? La respuesta siempre está en nuestro entorno pero hay algo más, ¿Tenemos suficiente flexibilidad como para rectificar o modificar nuestra propuesta cuando no encaja con los intereses del mercado? Lo cierto es que es necesario. Salir a la calle es fundamental, salgamos a preguntar y testeemos que nuestra idea tiene sentido.
Metodologías como el Design Thinking nos invitan precisamente a ello, debemos ser capaces de ponernos en la piel de nuestro cliente, conocerlo, saber cómo piensa y cuáles son sus inquietudes para llegar a soluciones que realmente les aporten valor.
Esto último es otra de las claves para que nuestro reto salga adelante. Nuestra idea debe dar respuesta a necesidades reales. Aportamos valor siempre y cuando nuestra solución aporte mejoras sobre lo ya existente en el mercado. Y de nuevo, salimos a la calle a averiguar: ¿Nuestro cliente recibirá los beneficios que espera con nuestra propuesta? ¿Por qué nosotros y no otra marca de la competencia?.
Resulta complejo, pero todo el trabajo que podamos hacer previamente, nos puede ahorrar mucho dinero. Lo ideal sería emprender con el mínimo riesgo posible, pero hagámoslo de forma rápida, sencilla y barata.
Ideemos un prototipo que nos permita salir a la calle y empezar a testear. Trabajemos con un Producto Mínimo Viable (MVP), en ocasiones difícil de llegar a él, pero es fundamental si se pretenden minimizar los riesgos de nuestra aventura. Algunos lo hacen con la ayuda de la Ley de Pareto, empezar con el 20% de la función del producto o servicio que será utilizada en el 80% del tiempo o de las ocasiones. Es una idea, y me parece muy aceptable ;-).
Todo esto, sin olvidar el análisis y evaluación de los acontecimientos, por lo que no podemos olvidar la necesidad de trabajar en el diseño de nuestro Modelo de Negocio y confección del Plan de Empresa. En estas herramientas, será dónde realmente encontremos los posibles problemas de nuestro proyecto, puesto que la casuística es tan amplía que perderíamos mucha información si no trabajásemos con detalle cada caso.
¿Te apetece compartir tu proyecto con nosotros? Plantéanos tus dudas o pide una cita, te esperamos.
17/01/2019 12:00 | pfrias