Emprender en tiempos de guerra

He de confesaros que empecé a preparar este post hace dos semanas, imbuido de un cierto optimismo por las posibilidades que se vislumbraban para este año 2022. El tema de la pandemia, que nos ha tenido bajo mínimos durante dos años, al parecer ya está en fase de control y, como se anuncia por parte de las autoridades políticas y sanitarias, vamos hacia una “gripalización” y una normalización de la COVID, que terminará con casi todas las restricciones. Esto ha hecho que las expectativas para este año fuesen de un cierto optimismo y de un previsible crecimiento importante de las economías occidentales.

 

Pero en el momento de terminar de escribir este post, las cosas han cambiado de forma alarmante y nos encontramos con la invasión de Ucrania por parte de Rusia, que nos ha sumido en un clima de desazón y de incertidumbre que nadie alcanza a ver adónde nos conducirá.

 

Desafortunadamente, desde hace tiempo, parte del mundo está dirigido por psicópatas que pueden tomar decisiones imprevisibles que nos conducen a un sinvivir. En estas condiciones todos sabemos que el dinero es “miedoso” y los inversores prefieren tener las cosas claras antes de invertir para garantizar que su inversión a medio/largo plazo tendrá los beneficios esperados. Esto nos va a conducir probablemente a una recesión económica y humana que no habíamos previsto.

 

Tres son fundamentalmente las consecuencias económicas de esta invasión rusa:

 

• El aumento del precio de la energía: gas y petróleo.
   
• El aumento del precio del trigo y el maíz con el consiguiente aumento de los alimentos.
   
• Inestabilidad de los mercados financieros.
   
  

En fin, en estos momentos, los únicos que se frotan las manos son la industria armamentística y la farmacéutica. Desde la voluntad de querer ser optimista, voy a tratar de poner el foco en aquellas oportunidades que, a pesar de todo, se nos presentan para este año 2022. 

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